lunes, 26 de abril de 2010

15 DE SEPTIEMBRE

Hace 193 años, México inició la lucha por su libertad gracias al valor y a los anhelos de los caudillos que ofrecieron su vida a cambio de una Patria, en la que prevaleciera la igualdad, la democracia, la fraternidad, la tolerancia, la legalidad y el reconocimiento y respeto a los derechos humanos.
Así, con el grito de ¡Viva México!, ¡Viva nuestra Independencia! ¡Vivan los héroes que nos dieron Patria!, cada 15 de septiembre, a las 11 de la noche, en todo el país y en algunos estados de la Unión Americana, se conmemora el inicio de la Independencia de México, con el famoso “grito”, que dio el cura Miguel Hidalgo para convocar al pueblo a luchar contra la tiranía y el mal gobierno español.
Luces, banderas, adornos, antojitos mexicanos, música popular y grandes ferias, son instaladas en Palacio Nacional y en todas las sedes de las Delegaciones Políticas, Presidencias Municipales, embajadas y consulados en países extranjeros, para que los representantes del gobierno mexicano toquen una campana y recuerden a Hidalgo, Morelos, Allende, Aldama, Josefa Ortiz y otros héroes de la Independencia de México, pero sobre todo para recordarnos a los mexicanos que gracias a ellos, ahora tenemos un país libre y soberano.
Pero ¿qué originó esta lucha? Después de tres siglos de vivir bajo el dominio español en el que los virreyes y los españoles gozaban de muchos privilegios y riquezas obtenidas por la explotación de los indígenas y los recursos mexicanos, varias personas empezaron a organizar la lucha por la Independencia de la Nueva España. Muchas intentos se habían realizado para independizarnos por la vía legal y muchos movimientos fueron reprimidos durante varios años, por lo que en 1808, un grupo de criollos empezaron a preparar para la lucha armada.
Este movimiento, fue organizado por Ignacio Allende, el cura Miguel Hidalgo y Costilla, Juan Aldama, el corregidor de Querétaro Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz entre otros personajes.
Cuando ya habían establecido una fecha para iniciar la lucha en octubre, el complot fue descubierto y el corregidor Miguel Domínguez fue encarcelado, pero su esposa Josefa Ortiz, encontró la forma de avisar a Aldama que habían sido descubiertos, quien rápidamente cabalgó hacia Dolores para prevenir a Hidalgo y a Allende de lo sucedido.
Así, y para no dar tiempo a ser aprehendidos, en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, Hidalgo se fue a la parroquia y tocó la campana para reunir al pueblo y en el atrio de la capilla informó lo que estaba sucediendo y los invitó a unirse a la lucha, recordándoles las injusticias, maltratos y todo lo que habían hecho los españoles durante tantos años.
Al terminar su discurso pronunció las siguientes palabras, que se convirtieron durante muchos años en el mensaje que cada 15 de septiembre se daba durante la conmemoración del grito: “¡Viva la religión católica! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la Patria y viva y reine por siempre en este Continente Americano nuestra sagrada patrona, la Santísima Virgen de Guadalupe! ¡Muera el mal gobierno! Esto es lo que oiréis decir de nuestra boca y lo que vosotros deberéis repetir”.
Hidalgo se dirigió después se fue a la cárcel pública y puso en libertad a los presos, les quitó el mando a los españoles y con un grupo de hombres armados con picos, palas, machetes y cuchillos, empezó la lucha por la Independencia de México. Al ejército que formó Hidalgo se le llamó Ejército Insurgente. El ejército fue primero a Atotonilco, en donde Hidalgo tomó un estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe que se convirtió, en ese momento, en la “bandera” del ejército insurgente.
Al mismo tiempo en varios lugares de la entonces Nueva España, se dieron levantamientos en apoyo a la lucha de Independencia, uno de ellos hacia el Sur, dirigido por José María Morelos, quien a la muerte de Hidalgo habría de sucederle como el principal caudillo.
La lucha que duró 11 años, permitió la abolición de la esclavitud, la expedición de las primeras leyes mexicanas y de la Constitución de Apatzingán que establecía las garantías para los mexicanos, pero sobre todo, se logró la libertad del país para gobernarse, para disponer y utilizar sus riquezas y recursos y el derecho que le otorgó Hidalgo, quien por primera vez llamó “Patria” al territorio mexicano.
Por eso, hoy los mexicanos y mexicanas recordamos con orgullo a nuestros héroes y festejamos con mucho entusiasmo aquel famoso “Grito” que nos llevó a la libertad.

jueves, 22 de abril de 2010

SUCESOS QUE NOS LLEVAN AL BICENTENARIO

Bicentenario de mexico




La conspiración se había descubierto antes del provisto. En la villa de dolores el cura miguel hidalgo no tuvo otra opción y decidió dar inicio a la lucha independista. Dieron libertad a todos los prisioneros y tomaron presos a los españoles que se encontraban en la población.



A las 5 de la mañana del 16 de septiembre de 1810 replicaron las campanas de la parroquia, se llamaba a misa



El pueblo acudió al llamado y con el grito:



Se desato la lucha por la libertad.



El jueves 16 de septiembre de 2010 se celebra el bicentenario de la independencia de México se constituyen 200 años mas de la independencia, de democracia, de soberanía, y de libertad, todo ganado por aquellos mexicanos que lucharon incansablemente para cumplir la ilusión de cambiar su presente, y alcanzar el anhelo de brindarnos un mejor futuro, a pesar de que eso implicara dar su propia vida.

¿Cuál es el significado histórico de la celebración de independencia en México?


El 16 de septiembre se celebra como l día en que México comenzó la lucha por la independencia en 1810. Esta fecha es considerada como la festividad máxima de la patria.



Esta batalla al principio fue encabezado por el cura miguel hidalgo y costilla y el general Ignacio allende, aparte de contar con la participación y apoyo de diversos personajes como; los corregidores, miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez y el cura Morelos, la lucha por la soberanía del país duro aproximadamente once años durante los cuales mucha gente estuvo al frente del ejercito insurgente, hasta que el día 21 de septiembre de 1821, después de intensas campañas y enfrentamientos como una nación independiente.

Acta de Independencia del Imperio Mexicano, 1821

Después de consumarse la Independencia de la Nueva España, el 28 de septiembre de 1821 quedó establecida la Junta Provisional Gubernativa, la cual redactó y pronunció el Acta de Independencia. Entre los firmantes destacaron: Agustín de Iturbide, Antonio de la Bárcena, Matías Monteagudo, Juan José Espinosa de los Monteros, Francisco Manuel Sánchez de Tagle, Manuel Velázquez de León, José María de Bustamante, Anastasio Bustamante Antonio Joaquín Pérez Martínez, Juan Francisco de Azcárate y Lezama, José Miguel Guridi y Alcocer, Juan Bautista Raz y Guzmán, Juan de Obergoso y José María de Jáuregui.

José Espinosa de los Monteros (secretario de la Junta) escribió dos ejemplares originales del Acta. Una permaneció en la sala de sesiones de la Cámara de Diputados hasta que fue destruida en el incendio que consumió al recinto en 1909. Por su parte la segunda copia, según informa Lucas Alamán en su Historia de México, en 1830 “fue vendida por un empleado infiel a un viajero curioso” y, décadas más tarde, el Acta reapareció en la biblioteca de Maximiliano de Habsburgo -se desconoce si la obtuvo en Europa o en México-. Se sabe que tras su fusilamiento, el confesor del emperador, el padre Fisher, la sacó del país. Se ignora a dónde fue a dar.

Años después —se ignora la fecha precisa— el gran bibliófilo Joaquín García Icazbalceta dio con su paradero a partir del contacto que mantenía con anticuarios de diferentes capitales extranjeras; su corresponsal en España, don Gabriel Sánchez, le comunicó que el documento se encontró no se sabe cómo, dónde ni cuando, tampoco se conoce la forma en que se hizo de él Icazbalceta. Lo cierto es que él la conservó y heredó a su nieto Luis García Pimentel, quien la vendió a don Florencio Gavito. Éste pidió a su esposa, doña Mercedes Jáuregui que, a su muerte, entregara el Acta al presidente Adolfo López Mateos.

Dictamen sobre la Autenticidad del Acta de Independencia: 1961

El 14 de noviembre de 1961 el licenciado Antonio Arriaga, director del Museo Nacional de Historia, envió al licenciado Donato Miranda Fonseca, secretario de la Presidencia de la República, los dictámenes sobre la autenticidad del Acta de Independencia de México: uno realizado el 13 de noviembre de 1961 por la maestra Guadalupe Pérez San Vicente, catedrática de paleografía y organización de archivos históricos de la Facultad de Filosofía y Letras y el otro elaborado el 24 de octubre de 1961 por el maestro Ernesto Lemoine Villicaña, jefe de Investigaciones históricas del Archivo General de la Nación.

Estos dos dictámenes de autenticidad al Acta de Independencia concluyeron que el documento "Gavito" es el ejemplar del Acta de Independencia buscado desde 1830. La profesora Guadalupe Pérez San Vicente en su estudio concluye que: a) Se trata de un documento auténtico, es decir, que la apariencia de antigüedad (150 años, en 1961) no ha sido provocada por medios artificiales. b) Todas y cada una de las firmas del documento son autógrafas. c) El documento "Gavito" es el ejemplar del Acta de Independencia de México, buscado desde 1830. Por otro lado, el Sr. Ernesto Lemoine Villicaña afirma en su análisis que: a) Todos los elementos materiales del documento (papel utilizado, forma de escritura, tonalidad de la tinta, rúbricas, etc.) inducen a creer, [...] que se trata de un documento antiguo, coetáneo a la época de la consumación de la independencia. b) Hay bastantes probabilidades de que dicha Acta sea el ejemplar desaparecido desde antes de 1830.

El director del Museo Nacional de Historia entregó estos dos dictámenes en la oficina del presidente de la República Adolfo López Mateos e informó que el museo trabajaba desde hacia cinco años, exhibiendo los objetos históricos de la Independencia, por lo que consideraba que el Acta podría exhibirse en el Castillo de Chapultepec. Por ello encontramos anexo a su oficio un extenso listado de piezas, que incluye otros documentos, pinturas o retratos de la época.

Es preciso aclarar que en el anexo 1 del dictamen de Guadalupe Pérez San Vicente, la imagen 21 corresponde a los tres negativos del registro del dorso del documento, cuyo contenido no se percibe de origen debido a su antiguedad. Por otra parte, la imagen 22 que corresponde al dorso del Acta, al ser borrosa no permite distinguir su cubierta color verde olivo, el exlibris de Maximiliano localizado en la parte inferior izquierda y el sello del librero Gabriel Sánchez, español que vendió el Acta de Independencia ubicado en el centro del documento original.

Convocatoria de José María Morelos y Pavón




Texto original de la convocatoria de José María Morelos y Pavón para la instalación del Soberano Congreso de Chilpancingo. Le falta la última página, en la que venían el lugar y fecha de emisión y la rúbrica del autor, pero Morelos hizo publicar la convocatoria en forma de “Orden Circular”, con el cierre del que carece la versión manuscrita:


“Dado en el Cuartel General en Acapulco, a


8 de agosto de 1813. José María Morelos”.


Plan de Iguala o Plan de la Independencia de México, 1821



El documento señala que la Independencia de México fue “proclamada y jurada en el Pueblo de Iguala en los días 1 y 2 de marzo de 1821 por el Serenísimo Sr. D. Agustín de Iturbide, Generalísimo Almirante, y Presidente de la Regencia Gobernadora Interina del Imperio”.



El plan está integrado por 24 artículos que incluyen varios de los principios rectores de la nueva nación independiente. Entre ellos establecieron que la religión de la Nueva España era y sería la católica, apostólica, romana, sin soberanía de otra alguna (artículo 1); que la Nueva España era independiente de la antigua y de toda potencia (artículo 2); que su gobierno sería una monarquía moderada, con arreglo a la constitución peculiar y adaptable del reino (artículo 3); que su emperador sería Fernando VII (artículo 4); que ínterin las cortes se reunían, habría una junta que tendría por objeto tal reunión y hacer que se cumpliera con el plan en toda su extensión; que dicha junta se denominaría gubernativa y gobernaría a nombre de Fernando VII ínterin se presentase en México para hacer el juramento de fidelidad a la nación (artículos 5, 6, 7 y 8); que el gobierno sería sostenido por el ejército de las Tres Garantías (artículo 9); que las cortes establecerían la Constitución del Imperio Mexicano (artículo 11); que las personas y sus propiedades serán respetadas y protegidas por el gobierno (artículo 13); que el clero secular y regular será conservado en todos sus fueros y preeminencias (artículo 14); que el ejército de las Tres Garantías tomaba bajo su protección la conservación de la religión católica, la independencia y la unión íntima de americanos y europeos (artículo 16); que se vigilaría a los que intentaren sembrar la división y a los conspiradores contra la Independencia (artículo 23)


ENTRADA DEL EJERSITO TRIGARANTE



El proceso de independencia de México fue uno de los más largos de América Latina. Para 1821 el conflicto ya había durado once años, durante los cuales las muertes, capturas, derrotas y persecuciones habían reducido el movimiento original a una guerra de guerrillas, mantenida por el tesón y el valor de hombres como Vicente Guerrero. El desgaste del movimiento y el indulto ofrecido por el virrey Apodaca habían logrado que algunos jefes insurgentes dejaran la lucha. Mientras esto ocurría en la Nueva España, las condiciones en la metrópoli sufrieron cambios sustanciales. Fernando VII, muy a su pesar, debió aceptar la Constitución de Cádiz, que limitaba su poder, consagraba la libertad de imprenta y los derechos del individuo.


Los mismos peninsulares que habían combatido a los insurgentes se reunieron en la llamada conspiración de la Profesa, para lograr la independencia evitando así que la nueva constitución y las libertades que propugnaba, se implantaran en la Nueva España. Dirigido por el canónigo Monteagudo, el grupo de la Profesa logró que Apodaca nombrara a Agustín de Iturbide, comandante del ejército del sur, con la consigna de acabar con Guerrero. La habilidad de Iturbide, su sutil olfato político, hicieron que, en lugar de perseguir a Guerrero, lanzara el plan de Iguala, declarando a México país independiente, católico, hogar de peninsulares, criollos, indios y negros por igual. A este plan se adhirieron guarniciones españolas, tanto como insurgentes. Particularmente la unión de las fuerzas de Guerrero e Iturbide, originó el ejercito Trigarante, que rápidamente se apoderó de la Nueva España.


Apodaca fue destituido por su propia guarnición y regresó a España. Iturbide pactó alianzas con los jefes insurgentes y persuadió a buena parte de las fuerzas realistas de sumarse a su causa. El nuevo virrey, Juan de O'Donojú, sólo llegó para firmar los tratados de Córdoba por los cuales reconocía la independencia. Fungió además como intermediario para entregar la capital sin derramamiento de sangre, entablando negociaciones con el general Novella quien reconoció la autoridad de O´Donojú y le entregó el mando de la guarnición el 13 de septiembre. Fue así como, tras la firma de los tratados, el ejército español que permanecía defendiendo la capital, emprendió su retirada hacia Veracruz. Entonces el ejército Trigarante, al mando de Iturbide, hizo su entrada triunfal con un numeroso contingente en la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821, consumando la Independencia.


El desfile fue espectacular. Así, al menos, lo han descrito los pinceles y las crónicas: los colores verde, blanco y rojo de la bandera Trigarante (simbolizaban la pureza de la religión católica, la independencia y la unión entre mexicanos y españoles, y las franjas estaban entonces dispuestas en forma diagonal) prevalecieron en las compañías mezcladas de insurgentes y ex realistas. Todo el camino estaba adornado con banderas, oriflamas y arcos triunfales en esos colores y figurando el águila como blasón. Se firmaría al día siguiente, 28 de septiembre, el Acta de Independencia del Imperio Mexicano, que estipulaba: “La nación mexicana que por trescientos años, ni ha tenido voluntad propia, ni libre el uso de la voz, sale hoy de la opresión en que ha vivido.”


Por primera vez, una conciencia de patria, de unidad, de pertenencia y autodeterminación, alumbraba el sentimiento de los mexicanos. La capital recibió alborozada a los triunfadores, entre el repicar de campanas, el sonar de tambores y clarines, restallar de cohetes y los gritos entusiastas de la multitud.


Pobres y ricos, blancos, indios, mestizos, todos salieron a las calles a festejar el nacimiento de una patria. El recorrido de las tropas trigarantes se había planeado desde la Tlaxpana por San Cosme, para llegar frente al palacio Virreinal. Sin embargo, Iturbide desvió su paso para que una persona muy especial presenciara el desfile desde su balcón: se trataba de María Ignacia Rodríguez de Velasco, la mítica Güera Rodríguez, ante cuya belleza y encantos se cuenta que caían rendidos por igual realistas e insurgentes. Se dice que tuvo en sus manos la carta firmada por Fernando VII, de la que se desprenderían los principios del Plan de Iguala, así como que fue ella quien entregó a Iturbide este documento.


Cuenta Artemio del Valle Arizpe que, en esa ocasión, Agustín de Iturbide se desprendió de una de las plumas tricolores que adornaban su sombrero, para enviárselo a la Güera, quien “…la tomó con delicada finura entre el índice y el pulgar y con magnífico descaro se la pasó por el rostro varias veces, lenta y suavemente acariciándolo con voluptuosa delectación”.

Iturbide presidió la Junta Provisional Gubernativa y, al desconocer España los Tratados de Córdoba, fue coronado emperador, entrando en conflicto con el Congreso. Para muchos, en ese momento traicionó los ideales de la lucha insurgente. Tal vez aquel 27 de septiembre, arropado por el regocijo de los mexicanos al saberse por fin independientes, consideró factible constituirse como el primer monarca mexicano. En cualquier caso, los hechos posteriores no empañan ese día de júbilo y gloria para nuestro país y para la ciudad de México.

jueves, 15 de abril de 2010

ANTECEDENTES DE LA INDEPENDENCIA DE MEXICO

En la Nueva España las cosas parecían ir de la mejor manera y no era para menos pensar esto. Las arcas de México se encontraban rebosantes y financiaban tanto los gobiernos de otras colonias españolas, así como la construcción de palacios y campañas militares en la propia España. Las ciudades de México tenían un desarrollo mayor que cualquier otra colonia en América. Pero hasta ahí podía ir la bonanza ya que existía una profunda y marcada desigualdad social entre los habitantes de la Nueva España.
Para el siglo XVIII la población estaba conformada por un 40% de Indígenas, otro 40% de mestizos y mulatos incluyendo todas las castas intermedias y solo un 20% de blancos (europeos y americanos). Los dos primeros grupos sociales componían la población inculta, pobre y explotada, sectores completamente desplazados de toda participación en el gobierno general y la economía del virreinato. El 20% de blancos controlaban todo el poder llevándose casi la totalidad de las ganancias que generaba la colonia. A pesar de esto este grupo estaba dividido en dos bandos "peninsulares" y "criollos", es decir europeos y americanos. Esta distinción comenzó desde iniciada la colonia en México y creo una fractura que se profundizo durante 200 años. Al iniciar el siglo XIX la fisura había separado al país en dos bandos el realista (españoles) y el insurgente (criollos), los que arrastraron tras de sí al resto de los núcleos sociales.
Españoles Criollos Indios Esta división se generaba de quien tenia más derecho a gobernar y dirigir la sociedad, por una parte los españoles consideraban que ellos tenían todo el derecho del poder por ser los conquistadores y dueños directos de las colonias, ante lo cual no podían permitir que los criollos los cuales habían nacido en las Indias (América) y por lo tanto inferiores tomaran el poder. En el otro lado los criollos, cansados de seguir bajo el control de la corona española la cual se encontraba muy lejos par poder solucionar adecuadamente los problemas de la Nueva España, consideraban que a ellos les correspondía dirigir el camino político y social de la Nueva España.

CUENTO DE LA INDEPENDENCIA DE MEXICO 2010



Allá por el año 1500, España era una nación muy poderosa. Conquistó y colonizó un Nuevo Mundo que más tarde se conoció como América. Y como ésta era muy grande, fue dividida en reinos, virreinatos y capitanías. La tierra que Cortés conquistó la bautizó con el nombre de Nueva España y trescientos años después era la colonia más rica. En estas nuevas tierras los españoles se establecieron con sus familias y a sus hijos que nacieron en las colonias se les llamó criollos. Criollos y conquistadores trajeron negros de África para la explotación minera y otras labores, pues muchísimos indígenas habían muerto por la guerra, las enfermedades y el maltrato de sus nuevos amos.
Los españoles o peninsulares ricos controlaban el comercio y eran dueños de las minas y de las haciendas. Algunos criollos heredaban grandes fortunas; y, aunque muchos de ellos se preparaban en seminarios y universidades, los españoles ocupaban siempre los mejores puestos. A pesar de esto, los criollos vivían mejor que los indígenas, y éstos mejor que las castas y los mestizos. Los españoles eran los más ricos y controlaban el comercio y la política.
Así estaba la situación cuando, en 1808, el emperador francés Napoleón Bonaparte invadió España, destronó al rey Carlos IV y puso en su lugar a su hermano José Bonaparte. Al llegar a la Nueva España noticias de lo que sucedió en la Península, los criollos dijeron que no querían ser gobernados por un francés; querían nombrar un gobernante desde la Nueva España, pero los españoles peninsulares, que siempre recibían órdenes de España, se opusieron. Los criollos, por su parte, se juntaron a discutir la mejor manera de gobernarse a sí mismos mientras volvía a haber un rey en España. El virrey los apoyaba; entonces, preocupados, los peninsulares lo destituyeron violentamente. Las nuevas autoridades perseguían a los criollos, y un grupo de éstos que se reunía en casa del corregidor de Querétaro fue sorprendido. La esposa del corregidor, doña Josefa Ortiz de Domínguez, antes de ser aprehendida, pudo dar aviso a otros conspiradores en Dolores y en San Miguel el Grande.


Al saberse descubierto, el cura de Dolores, don Miguel Hidalgo, y algunos jóvenes decidieron iniciar la lucha de inmediato. Con la gente que pudo juntar, Hidalgo salió de Dolores hacia San Miguel y poco a poco se fue reuniendo más y más gente. Todo resultó sorpresivo; Hidalgo y los suyos tomaron varias ciudades, incluyendo la entonces muy importante de Guanajuato, provocando la alarma de los peninsulares. Cuando el ejército insurgente pasó por Valladolid, Hidalgo decretó la abolición de la esclavitud. Hidalgo y sus hombres seguían, sin que nadie los pudiera detener.
En un lugar llamado Monte de las Cruces, ya cerca de la ciudad de México, llegaron a vencer al ejército virreinal, comandado por españoles pero compuesto por criollos y mestizos.

Temeroso de no poder controlar el saqueo de la ciudad de México, y sabiendo que las fuerzas del gobierno se acercaban desde Querétaro, Hidalgo decidió no entrar a la ciudad. Después de un año de luchas y batallas Calleja derrotó a Hidalgo y lo hizo prisionero, junto con Allende y Aldama, y luego de un juicio éstos murieron fusilados. José María Morelos e Ignacio López Rayón siguieron la lucha. Morelos conocía muy bien la amplia zona entre lo que ahora son los estados de Michoacán y Guerrero. Pronto entró en contacto con jóvenes de la región y organizó con ellos un ejército que lanzó sobre el puerto de Acapulco. Mientras tanto, en España continuaba la lucha contra los franceses. Aprovechando esa guerra, los españoles liberales promulgaron una constitución que otorgaba nuevas libertades e igualaba los derechos de los habitantes de América con los de España. Se excluía a los de sangre negra. Desde 1813 las fuerzas francesas habían tenido que salir de España. Así, en 1814 Fernando VII regresó al trono de España, desconoció la Constitución de Cádiz que otorgaba la igualdad de derechos y envió tropas para que lucharan contra los insurgentes en las colonias españolas de América.
En la Nueva España, el pueblo encabezado por los insurgentes ya había hecho su declaración de independencia. Y en 1814, en la ciudad de Apatzingán, escribieron una constitución. En 1815 los realistas consiguieron derrotar y aprehender a Morelos, que fue enjuiciado y fusilado.
Al morir Morelos parecía que la lucha había terminado y que las cosas volverían a ser como antes. Pero era imposible volver atrás. Los realistas creían haber dominado a los insurgentes, mas Vicente Guerrero y otros continuaron luchando.
En 1820, en España, los que allá defendían la libertad obligaron al rey Fernando VII a obedecer la constitución que había suprimido. Los españoles de la Nueva España, y los criollos que se habían declarado enemigos de los insurgentes, temían que la Constitución de Cádiz diera demasiado poder a los liberales. Entonces hicieron algo contrario a lo que siempre habían venido haciendo: trataron de independizarse totalmente de España, a fin de no tener que obedecer la Constitución. Fueron a ver a Agustín de Iturbide, criollo realista, para que él convenciera a Vicente Guerrero de que insurgentes y realistas declararan la Independencia. El 27 de septiembre de 1821, ya unidos, Guerrero e Iturbide formaron un solo ejército, el de las Tres Garantías, y entraron en la ciudad de México.
Unos meses después Iturbide fue proclamado emperador de México. Terminada la guerra tenía que comenzar la organización de un nuevo país en el que los criollos, los peninsulares, los mestizos, los indios y los negros fueran ciudadanos con los mismos derechos.
México ya no obedecería las leyes de España; tendría las suyas propias, que gobernarían, desde entonces, a los mexicanos en una patria libre y nueva que aspiraba a vivir en paz.

BICENTENARIO DE MEXICO

México se está preparando para celebrar majestuosamente el 200 aniversario del inicio de su Independencia y 100 del inicio de su Revolución. Todos los eventos y obras preparadas con el objetivo de conmemorar estas fechas se diseñan vinculados por una renovación de identidad que da continuidad histórica a México. Este magno festejo destaca muestras del arte mexicano prehispánico, virreinal, moderno y contemporáneo en las principales capitales del mundo, rutas históricas, espectáculos, exposiciones, publicaciones, coloquios, seminarios, la apertura de 10 zonas arqueológicas, mantenimiento de los sitios prehispánicos más importantes del país y la remodelación de 30 museos que serán los escenarios protagonistas del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana en el año 2010. Esta labor implica una compleja museografía y la consolidación de edificios históricos en seis estados para conmemorar a la Independencia y ocho estados para la Revolución, para lo que se ha destinado una inversión de 300 millones de pesos.
Las sedes de esta conmemoración se eligieron tomando en consideración su accesibilidad, estas vías terrestres trazan los caminos principales tomados por quienes libraron las batallas que llevaron a consumar la Independencia y la Revolución. Para esta magna conmemoración, estos recorridos se denominan en conjunto .
Los museos que destacan en la Ruta de la Independencia inician con la Casa del Marqués en el Centro Histórico de la Ciudad de México y el puerto de Acapulco, con el museo del Fuerte de San Diego, donde Morelos libró su famosa batalla en la defensa de la Independencia. Otros museos sede de esta celebración por su invaluable contenido en honor a la Independencia y la Revolución son el Museo del Virreinato, el Museo Nacional de Antropología, el Museo Nacional de Historia, el Museo Allende, el Museo Casa Morelos, la Alhóndiga de Granaditas y el Museo de Sitio de la Casa del Padre Hidalgo. Las Rutas de la Independencia incluyen la Ruta de la Libertad, la cual recorre el camino que siguió Miguel Hidalgo y Costilla desde Corralejo en Guanajuato hasta la ciudad de Chihuahua, pasando por Querétaro y Michoacán.La Ruta Sentimientos de la Nación explica la campaña militar dirigida por José María Morelos y Pavón por los estados de Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Morelos, México, Puebla, Veracruz y Chiapas. Lugares por donde las tropas de de Morelos fueron comandadas por Matamoros, los hermanos Galeana, la familia Bravo, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, entre otros ilustres personajes.La Ruta Trigarante traza el camino seguido por Agustín de Iturbide en su lucha por la Consumación de la Independencia, desde Iguala en Guerrero hasta la Ciudad de México en 1821.Las Rutas de la Revolución incluyen la Ruta de la Democracia, delineando el camino que tomó Francisco I. Madero desde Ciudad Juárez para entrar triunfante a la Ciudad de México tras haber sido electo presidente en 1911. Este recorrido comienza en Parras, Coahuila, su ciudad natal, pasando por San Luis Potosí, Ciudad Juárez, Piedras Negras, Torreón, Zacatecas, Aguascalientes y León.
La Ruta Zapatista hace referencia a las operaciones del Ejército Libertador del Sur a lo largo de los estados de Morelos, Puebla, México y el Distrito Federal. La Ruta de la Revolución Constitucionalista se trazó según las acciones militares realizadas por cuatro personajes clave de la lucha revolucionaria. El recorrido en honor a Venustiano Carranza abarca Cuatro Ciénegas, Saltillo, Monclova y la Hacienda de Guadalupe en Coahuila, para continuar por Hermosillo, Chihuahua, Ciudad de México, Veracruz, Querétaro y Puebla. La sección de la Ruta de la Revolución Constitucionalista en honor a la División del Noroeste, guiada por Álvaro Obregón, recorre Nogales, Cananea, Guaymas, Culiacán, Naco, Topolobampo y Mazatlán en los estados de Sonora y Sinaloa, hasta San Ángel en el Distrito Federal, pasando por Tepic en Nayarit y Guadalajara en Jalisco. El itinerario de esta Ruta realizado en honor a la División del Norte que fue comandada por Francisco Villa comienza en San Juan del Río en Durango, para concluir en Hidalgo del Parral en Chihuahua, pasando por la hacienda de la Loma, Ciudad Juárez, Torreón, Zacatecas, Aguascalientes, Ciudad de México y Canutillo.

BANDO DE MIGUEL HIDALGO ABOLIENDO LA ESCLAVITUD

Miguel Hidalgo y Costilla emitió este bando en Guadalajara, el 6 de diciembre de 1810, para abolir la esclavitud, eliminar los tributos que los indios y castas pagaban y suprimir el uso del papel sellado en todos los negocios judiciales, documentos, escrituras y actuaciones. Una de sus disposiciones estableció que los dueños de esclavos les dieran a éstos libertad en un término de diez días, “so pena de muerte, la que se le aplicará por transgresión de este artículo”. Hidalgo firmó el bando como "Generalísimo de América" y fue a su vez validado por Ignacio Rayón como Secretario.

CONSPIRACIÓN DE QUERÉTARO,1810

En su Historia de México, Lucas Alamán narra cómo Josefa Ortiz de Domínguez trató de dar aviso a Allende para decirle que la conspiración había sido descubierta. La advertencia la hizo a través del alcalde, Ignacio Pérez, quien el 13 de septiembre de 1810 no encontró a Allende en San Miguel el Grande y en el amanecer del 15 de ese mes buscó a Aldama y le dio cuenta de la noticia.